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Las espadas vikingas son sencillas y prácticas.

Tiene una hoja de filo de unos 90cm de longitud. Cuenta con una empuñadura para usarla con una mano.

      En realidad, mataban más por peso y contusión que por filo, al menos así era en el inicio de la era vikinga.

     Antes de 900 A.C, las espadas escandinavas eran forjadas mediante el procedimiento de diseño-entrelazado.

      Las barras de hierro eran calentadas en bloques de carbón vegetal para que pudieran absorber éste y transformarse en buen acero.

      Después del 900 A.C. las mejoras del mineral y la fundición del plomo condujeron a un desarrollo de espadas más ligeras y mejor afiladas.

Las armas preferidas de los vikingos eran las hachas. El uso de éstas da una prueba de la fuerza que tenían. La típica hacha nórdica fabricada con hierro tiene un mango de 10 a 120 cm de longitud que permite realizar golpes muy fuertes.

      El hacha de batalla tenía un saliente cuadrado al final de la hoja que era muy útil en combate naval. También contaba con una especie gancho para clavarla y trepar. Esta herramienta era principalmente conocida como hacha de abordaje.

La daga tiene una longitud de 20 a 50 cm. Es de doble filo y se considera tanto una herramienta como un arma para el combate cercano.

      No debe confundirse con el sax, un cuchillo corto para el combate.

El sax es un cuchillo corto, muy afilado.

     Se utiliza para desgarrar y se empleaba en combates cuerpo a cuerpo.

     Su objetivo era cortar a través de un muro de escudos y era muy efectivo en zonas como las piernas o el abdomen.

Las hachas arrojadizas no eran muy frecuentes debido a la dificultad a la hora de manejarlas. Para ser utilizadas deben estar equilibradas y requerir gran fuerza.

     Son caras debido a la complejidad de su elaboración.

El hacha arrojadiza tiene un mango de menor tamaño y un filo inferior a una mano para poder ser lanzada a una distancia considerable. De lo contrario, se perdería la ventaja de su uso

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