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La Orden de la Jarra fue fundada en 2005 y es la primera asociación de recreación de combates medievales de Navarra. Lo que les hace diferentes de otros grupos de recreación medieval es que ellos definen su actividad como “recreación deportiva”, es decir, no ensayan coreografías, no escenifican movimientos ensayados; en sus batallas no hay nada decidido hasta el final. Ellos comparan su manera de practicar la lucha medieval con la de otras artes marciales y deportes de contacto, ya que estudian manuales de esgrima medieval, aprenden movimientos y técnicas de combate, siendo lo más fieles posible a la época histórica que recrean (entre el siglo VII y finales del XIII).

Otra de las cosas que distingue a la Orden de la Jarra y que les aporta veracidad es el uso de materiales fieles en armas 

armaduras, en la medida de lo posible, a las épocas que representan. Un herrero forja sus armas tratando de imitar las formas, el peso, los materiales… de los siglos en los que se basan, y los propios miembros de la orden fabrican o compran y mejoran sus armaduras y equipamientos para hacerlos lo más realistas posible. De hecho, tienen un día a la semana dedicado a practicar técnica y mejorar el equipo.

 

La orden solo acepta dos miembros al año, que pasan previamente un test para aceptar al más dispuesto y apto; si fuesen muchos, no podrían entrenarlos de manera adecuada ni prepararlos correctamente para el examen que deben pasar para dejar de ser “novato”. Son los miembros más expertos los que entrenan a los recién llegados.

 

En la orden nadie paga una cuota; cada cual paga su equipo en la medida de sus posibilidades, pero debe cumplir unos mínimos para combatir aunque, por supuesto, al entrar, los miembros más veteranos siempre están dispuestos a aportar algún elemento hasta que el recién iniciado completa su equipo. A pesar de no pagar, sí que se exige un mínimo de asistencia a las sesiones de entrenamiento para poder continuar en la Orden.

 

Sus miembros son apasionados de lo que hacen. Como cualquier otro deportista, ellos entrenan para ser mejores cada día y, aunque no compiten de manera regular, tienen sus pequeños campeonatos y los disfrutan como si fuesen el más grande de los torneos. También realizan exhibiciones en mercados medievales, pero lo que de verdad les gusta es luchar, combatir y mejorar día a día.

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